La historia de Barbadillo
Barbadillo es un penal administrado por el INPE que está ubicado dentro de la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes) de la Policía, en el distrito de Ate. Se abrió tras la extradición de Alberto Fujimori al Perú en setiembre del 2007. En un inicio se concibió como una prisión provisional, mientras terminaba de construirse un centro de reclusión para él en el Callao; sin embargo, el gobierno de Alan García decidió que se quedara ahí. Primero para que afrontara sus procesos penales y, después, para que cumpliera su condena. Así, Barbadillo se convirtió en un establecimiento penitenciario permanente en el que, desde el 2017, otros tres exmandatarios peruanos investigados han sido recluidos.
Información del penal
Personal:
Seis trabajadores por día (estimado según la información brindada por fuentes de El Comercio).
Servicios:
- Servicio médico (de lunes a sábado).
- Técnicos de enfermería (disponibles las 24 horas, ya que están divididos en tres turnos).
- Ambulancia equipada (disponible todo el día).
- Servicio de alimentación (sin embargo, es habitual que los familiares de los expresidentes les lleven alimentos).
Uso del patio
El acceso al patio puede ser problema con los tres expresidentes encarcelados.
Por el régimen cerrado ordinario tienen derecho a usarlo diariamente.
Es posible que ahora tengan que acceder al patio (incluso al biohuerto) por turnos.
Gastos
Durante el 2022 se gastaron S/35.295 en servicios de telefonía (fija y móvil) e Internet y de mantenimiento, según un cuadro de costos del penal.
El teléfono público instalado en el penal fue repuesto en mayo del 2015 por una orden judicial.
Se había retirado luego de que Fujimori diera una entrevista de 20 minutos a RPP en noviembre del 2013.
El penal por dentro
Los ambientes internos de Barbadillo se han adaptado con el ingreso de más expresidentes. Mira cómo sería ahora que Toledo está recluido.
Alejandro Toledo: el último preso
Alejandro Toledo es el último expresidente peruano que ha sido recluido en Barbadillo. Su detención estaba pendiente desde febrero del 2017, cuando un juez de primera instancia ordenó 18 meses de prisión preventiva para él por una de las investigaciones que se le sigue por el escándalo de corrupción Lava Jato. El exmandatario estaba prófugo en Estados Unidos desde aquel año. En el 2018, el Gobierno Peruano solicitó su extradición por la indagación sobre la adjudicación de los tramos 2 y 3 de la carretera Interoceánica a Odebrecht, otorgada durante su gobierno (2001-2006). La fiscalía ha pedido 20 años y seis meses de cárcel para el exmandatario, acusado de recibir un soborno de US$35 millones de la constructora brasileña. En febrero de este año, el Departamento de Estado de EE.UU. concedió la extradición de Toledo, pero su llegada al Perú se retrasó unos meses por varios recursos judiciales que presentó en el país norteamericano.
Fuera del proceso de extradición, Alejandro Toledo tiene pendiente una orden de 18 meses de prisión preventiva por el Caso Ecoteva, dictada en abril del 2017. Por ese escándalo, en el 2019 la fiscalía pidió 16 años y ocho meses de cárcel para el líder de Perú Posible. Tiene una tercera acusación por la investigación del tramo 4 de la carretera Interoceánica, en este caso por supuestamente haber pactado una coima de US$6,3 millones con Camargo Correa, otra constructora brasileña investigada por el Caso Lava Jato.
Alberto Fujimori: el primer recluso
Alberto Fujimori es el exmandatario que más tiempo ha estado recluido en Barbadillo, un penal que se abrió especialmente para él en setiembre del 2007. Su estadía comenzó después de su extradición de Chile, país al que había llegado en noviembre del 2005 procedente de Japón, donde había estado refugiado desde que renunció a la presidencia en noviembre del 2000. En diciembre del 2017 quedó en libertad por el indulto humanitario que Pedro Pablo Kuczynski le concedió, pero volvió a ser recluido en enero del 2019, ya que el Poder Judicial anuló la gracia.
En Barbadillo, Fujimori afrontó los juicios iniciados contra él en diciembre del 2007 por hechos ocurridos durante su gobierno. Estos procesos se realizaron en un espacio de la Diroes cedido al Poder Judicial. En la cárcel, además, viene cumpliendo las condenas dictadas contra él. La principal, por los casos Barrios Altos y La Cantuta, es de 25 años de prisión.
Hasta el 2017, Fujimori fue el único recluso de Barbadillo, por lo que los ambientes internos de la prisión estaban a su disposición exclusiva. Pero ese año, con el avance de las investigaciones del Caso Lava Jato, comenzaron a dictarse órdenes de prisión preventiva para otros expresidentes. Por eso mismo, en el penal tuvieron que realizarse adaptaciones en su estructura interna para acondicionar más celdas.
Así era el penal en el 2012
La enfermería del penal en setiembre del 2012, cuando Fujimori era el único recluso.
En la enfermería había un teléfono público que Fujimori usaba.
El expresidente tenía un espacio fuera de su celda donde pintaba.
El espacio de Barbadillo donde luego se hizo el biohuerto.
Las herramientas usadas para los trabajos de jardinería de Fujimori.
En su antiguo ambiente Fujimori tenía una cocina y mesas con sillas.
En el mismo ambiente había un televisor, muebles y estantes.
La habitación de Alberto Fujimori tenía una cama hospitalaria.
En su habitación, Fujimori también tenía un ropero de metal.
En el cuarto de Fujimori había un baño completo.
Los otros expresidentes
Pedro Castillo: doble prisión preventiva
Pedro Castillo fue el tercer expresidente encarcelado. El 7 de diciembre del 2022 fue detenido por la policía poco después de que fuera destituido por su golpe de Estado. Primero fue recluido en la carceleta de la Diroes, pero una semana después se dictó 18 meses de prisión preventiva para él por la investigación del caso, por lo que fue trasladado a Barbadillo. Además, en marzo se ordenó 36 meses de cárcel preventiva por una de las investigaciones que se le sigue por el delito de organización criminal.
Ollanta Humala: interno por poco tiempo
Ollanta Humala fue el segundo expresidente recluido en Barbadillo. En su caso para cumplir 18 meses de prisión preventiva por la investigación del Caso Lava Jato. A diferencia de Fujimori y Toledo, no pasó por un proceso de extradición porque estaba en el país cuando se ordenó su detención. Su permanencia fue más corta, entre julio del 2017 y abril del 2018, ya que el Tribunal Constitucional anuló la resolución judicial que determinó su encarcelamiento. Llegó al penal meses antes de que Fujimori fuera indultado.
